miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ya no están los enanos


¿Recuerdan aquella entrada en la que mencionaba a los enanos de Blanca Nieves viviendo acá cerca, actuando cual vigías en cada nivel en altura de una casa muy alta? (Hagan click aquí si no la recuerdan)

Pues bien, no sólo ya no están, sino que en su lugar ahora hay cactus en macetas. ¿Cinismo, hechizo, magia negra o simple resultado de los gustos de los nuevos habitantes de esa casa?

Sepan que se fueron sin avisar, sepan que ya no puedo ir para allá a mirar la gente pasar, ni ellos acá a ayudarme a espiar. Un día estaban y al otro no. No me gusta nada esto.

martes, 29 de noviembre de 2011

Chinita con novedades

Miren qué mirada, miren qué sonrisa. Chinita en la dulce espera rebalsa de alegría.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El señor de las aves

Toca el timbre OC para avisarle a Abi algo que yo ya había visto y sobre lo que no creía necesaria intervención: Un gorrión se había colado por un cuadrado de la reja del balcón y estaba haciendo esfuerzos para salir. Lo vio su novia que estaba fumando en el balcón del salón de belleza. Lo vio golpeándose contra la reja.

OC entró y analizó la situación. El pequeño pajarito estaba muy asustado. Ahora, con la presencia de esas personas allí se iba escondiendo detrás de las macetas.

OC salió del balcón y dio su veredicto: 

-Hay que alimentarlo. Después vemos cómo lo sacamos, pero es un pichón y necesita comer y crecer. El Nestum 5 cereales preparado con agua le va a caer bien. Ahora te traigo.-

Salió y volvió con una caja recién comprada en el chino de la vuelta. Abi preparó la mezcla, la puso en un platito y se la llevó al pajarito aterrado. 

El pichón empezó a moverse cada vez más desesperadamente por balcón hasta que finalmente, antes de probar bocado hizo presión en uno de los cuadrados de la reja, se fue volando y se perdió entre los árboles.

A la semana vuelve tocar el timbre OC. Antes de decir hola, le cuenta a Abi que rescató un pichón de paloma enfermo y que le está haciendo una recuperación en su departamento.

-Querés el Nestum- dijo Abi.
-Si- dijo él.

martes, 15 de noviembre de 2011

Pura poesía


Comparto con ustedes una hermosa posdata que escribió Kika en un mail al consorcio en relación a los ruidos que llegan desde la cocina de la Bola de Oro hasta sus oídos: 


"Son las 8:30hs de un domingo hermoso para estar con las ventanas abiertas y hace una hora que estamos con el picado del perejil y las milanesas"

martes, 8 de noviembre de 2011

Parió la abuela

Abi supo que algo raro había cuando vió por la mirilla la cara de alguien que  no conocía mientras la voz del otro lado de la puerta le decía que se llamaba Germán C. ¡Si ella conocía a todos los C y ninguno se llamaba Germán, ni tampoco tenía esa cara!

Mama C, la habitante más añosa del edificio, vive en el departamento de al lado con Graciela, su hija. Roberto, hermano de Graciela, vive en el departamento que esta cruzando el pasillo. Finalmente OC, primo de Graciela y Roberto, vive en el piso de arriba. ¿Quién era este nuevo C?

Dudó en abrir la puerta, pero supuso que si había entrado ya al edificio, no estaría tratando con un completo extraño. 

-Hola, qué tal, yo soy Germán C, el dueño del local del zapatero que queda justo abajo de este departamento- así se presentó el nuevo C.

Abi suponía que el dueño de ése local sería un hombre grande y despreocupado que había dejado a sus endémicos inquilinos la potestad para hacer lo que quisiesen en su propiedad. Por eso, encontrarse con un hombre que no llegaba a los cincuenta le pareció extraño.

Germán llegaba a contarle a Abi que el zapatero se iba y que el local quedaba libre para alquilar después de 34 años de estar alquilado por el mismo inquilino; que efectivamente ése alquiler había comenzado con su padre, dueño original del local, y que a la muerte de su padre, él había heredado la propiedad con el alquiler y efectivamente nunca había hecho nada. 

Y probablemente no llegó para contarle que era hermano de Graciela y de Roberto, pero la conversación llegó hasta allí. Hermano por parte de padre. Hermano probablemente 15 o 20 años menor.

Conversaron en el borde de la puerta, un poco en el pasillo, un poco en la recepción. Otto circulando, entrando y saliendo. Hasta se asomó Mama C cuando escuchó que había charla y se saludaron con sonrisas.

Se fue diciendo que Graciela siempre tuvo muchos problemas, que sus inquilinas hacen lo que quieren en sus locales aunque muchas veces estuvieron a punto de rescindirles el contrato y hacia al final deslizó cierta intención que tiene él de que Abi corte unas plantas que caen del balcón hacia abajo y le ensucian un poco el toldo.

martes, 1 de noviembre de 2011

Se fue el zapatero

No recuerdo haberles contado jamás, pero acá abajo, justo acá abajo, al lado del kiosco, funcionaba (históricamente) un local de arreglo de zapatos. 

Primero estaba el zapatero y su aprendiz. Luego el zapatero se fue y le dejó el negocio al aprendiz y sus secuaces.

En principio todos ellos buena gente, pero también todos ellos con pocas señales de higiene (ni personal, ni del local, ni de costumbres). 

En las siestas se escuchaban los martillazos lejanos que no eran otra cosa que el zapatero en sus zapatos. Y en las noches se adivinaban las tintas enjuagadas en la pileta del patio: voces y aguas.

Pues no más. Puro silencio ahora en el aireyluz (salvo por las rusitas cantando la canción de Los Pitufos y las chicas del salón de belleza destrabando amores y desamores entre clienta y clienta).

martes, 13 de septiembre de 2011

Volvieron las golondrinas

Me refiero a La Rusa y sus hijas, que en el invierno local habían volado a Europa del este. Durante su exilio, llegaban cartas para el hombre de la familia, el padre de las chicas, en sobres de colores escritos con lápices dorados. La Rusa y las rusitas era el remitente y la estampilla alguna bella rareza. El conjunto, una obra de arte hippie/pop.

Pero en fin. Volvieron. Volvieron las risas y llantos en el aireyluz. Volvió la camioneta con el símbolo Om. Los dibujos de niñas pegados en pasillos y escaleras. Las discusiones breves y tiernas a medida que suben en el ascensor.

sábado, 27 de agosto de 2011

Abono


Estimados vecinos,



Parece que es un tema recurrente en los consorcios.
Eso si, en este la originalidad está en el lugar en que
aparecen "los regalitos".
Les escribo porque he descubierto que alguno de nosotros ha decidido "abonar" las plantas de los canteros del hall de entrada con caca de perro. Entiendo que a alguien le pueda parecer "natural" o "práctico" dejar la caca de perro en el cantero del hall de entrada, pero con todo respeto, invito a quienes están abonando las plantas de esa forma, a que:


a. así como han puesto allí esa caca de perro, se la lleven y
b. que si quieren ser prácticos y naturales, abonen así las macetas de sus propios departamentos. 


Saludos poco cordiales (a cara de perro).


Abi

Así se dirigió Abi a sus vecinos ayer a la mañana. Se olvidó de mencionar, que si de jugar sucio se trata, Otto tiene dos años y todavía usa pañales y la entrada del edificio es nuestra área de cobertura desde arriba.



miércoles, 3 de agosto de 2011

Sobre gustos...

No está muy buena la comida que hacen en la pescadería. Con el pescado crudo todo bien, pero la paella, el pulpo a la gallega... maso.

lunes, 25 de julio de 2011

Piedra libre

Para uno de los verduleros jugando a la play en el local de juegos en red que abrió hace poco en donde antes estaba la perfumería Las Lilas.

miércoles, 20 de julio de 2011

viernes, 15 de julio de 2011

China Town

Acá está la chinita, veanlá, 
pero para conocerla en persona,
vengan a Sonrisas
pidanlé un chau-fan. 
Toronto fue el primer mini-mercado chino de la zona, comandado por un joven chino: José. Después apareció Tokio, más chico y desordenado y con un chino menos joven a la cabeza: Hugo. 

Cuando la mujer de José no pudo estar más en la caja porque nació su segundo hijo, Li, la mano derecha de Hugo fue a ayudar a José y en la caja de Hugo apareció su sobrina: una chinita que usa guantes de látex, chaquetitas a cuadros y jeans tiro bajo. Es una chinita muerta de risa. A cada cliente un chiste, a cada comentario una sonrisa. 

A la chinita le gustó Vicente López y se mudó con su novio acá a la vuelta. Como si eso fuera poco, abrió una rotisería china en esta cuadra (con gato chino de la fortuna incluido). Se llama Sonrisas la rotisería, aunque a veces ella está en la puerta llorando a gritos en chino por celular. 

martes, 5 de julio de 2011

Horario de obra

Por alguna razón que desconozco, los de acá al lado creen que el horario para clavar clavos, cambiar vidrios, cortar azulejos (madera o laja), destapar cañerías, arreglar aberturas, pulir pisos o derruir paredes es de lunes a viernes de 14 a 16, sábados de 12 a 20 y domingos todo el día.

Eso si: El club de la pelea funciona de lunes a lunes, a partir de las 18 y hasta que las velas nu'ardan (si, eso también acá al lado).

miércoles, 22 de junio de 2011

En esta noche lluviosa

Un hombre joven pasa gritando:
-¡No, no pude llegar a las ocho! ¡Y bueno, no pude llegar a las ocho! ¡Porque estaba laburando no pude! ¡Porque te la pasás diciendo que no hay plata!- camina y le habla al teléfono mientras se cubre de la lluvia debajo de los toldos de los negocios.

Serán las nueve y media de esta noche invernal. La lluvia está fría. Él va sin paraguas. Es alto y flaco y sus gritos se escuchan muy claros a través de los vidrios de la ventana.

Una hora más tarde llueve más fuerte, afuera no pasan ni los autos y la misma voz rompe el silencio de la lluvia:
-¡Andate a la @·#*!&, la @·#*!&!

Camina hacia el otro lado. Va mucho más mojado.

martes, 14 de junio de 2011

Claro,

La Rusa dice que hay un país nórdico en que las escuelas públicas han adoptado la enseñanza Waldorf. No se acuerda qué país es, pero también dice que así debería ser en todo el mundo.

¿Podría haber dicho alguna otra cosa La Rusa sobre la educación?

lunes, 6 de junio de 2011

Aparecidos


Siempre llegan ruidos desde la habtiación de Otto.

Esté él ahí o no, esté él dormido o despierto,
siempre hay cuchicheos, especies de signos de vida.
El otro día hice guardia en la ventana y además de ver qué pasaba,
logré sacar algunas fotos. Llegan desde el tercer cajón de la cómoda.
Van en auto, ojo.


Y hacen fiestas en las penumbras de las madrugadas
o en la mediasombras de las siestas.


jueves, 19 de mayo de 2011

Sombras nada más

En esta época del año entre las tres y las cuatro de la tarde el sol va bajando hacia el oeste y la terraza de acá arriba aparece como una sombra oscura en el edificio de enfrente. Se adivinan las barandas, algún que otro parante de la pérgola.

Esta tarde también se vio la sombra de un hombre. Camina de un lado a otro. Aparece y desaparece. Finalmente, se acoda en una esquina y fuma un cigarrillo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Intemperie

Abi y Otto en una mañana de otoño en que salieron a abrir la puerta y se olvidaron las llaves adentro. Menos mal que encontraron a Lucho, el cerrajero introvertido, que con ganzúas y radiografías resolvió el tema en apenas 5 minutos.

sábado, 30 de abril de 2011

La mujer de Vicente López no cocina

La foto no es buena, pero ahí tienen
la entrada de La Bola de Oro.
Se puede ver una de las dos palmeras
que la enmarcan (y tapan los carteles
de sus propios anunciantes).
Se puede ver una de las mesas que tienen
afuera, en donde se reúne diariamente
la barra de Armando.
Éso decía uno de los jóvenes jubilados de la barra de Armando.

Sentado en una de las mesas que la Bola de Oro tiene en la vereda le hablaba a un hombre algo más joven que él.

"Nosotros lo vivimos ahora en la pescadería, todas te piden algo ya listo, algo preparado para calentar en el micro-ondas, servir y comer. Por eso no te anda la carnicería, vos ahí tenés que vender matambre cocido, asado cocido, colita al horno con papas y milanesas ya preparadas. Éso es lo que sale en Vicente López."

viernes, 1 de abril de 2011

El Turco de arriba

El Turco vivía acá arriba. Justo acá arriba. Desembarcó en el edificio unos pocos meses después que nosotros y nos enteramos de la peor manera. Haciendo reformas en la cocina rompieron un caño y empezó a llover a través del techo del pasillo. Y como no vivían arriba todavía, tardaron dos o tres días en cerrar la llave de paso.

Unos treinti-muchos (o cuarenti-pocos) tendría el turco y venía con su mujer, a quien enseguida se vio embarazada. Primero un niño, luego otro.

Un buen día, el turco, que jamás participaba en nada que tuviera que ver con el consorcio, se mostró interesado por mejorar el edificio. Juntó unos pesitos puerta a puerta y como era arquitecto, trajo a sus proveedores de pintura para que pintaran pasillos, marcos y puertas de los espacios comunes; hizo buenas migas con Kika, que fue a comprar unas lámparas más cálidas para los palieres de cada piso; y por último, mandó a pintar el aireyluz que compartimos.

Poco después puso en venta el departamento, vendió y se fue.

Pero no.

Ahora trabaja acá a la vuelta en un estudio de arquitectura que se dedica a reciclar casas antiguas. Lo veo pasar. Mira la terraza. Sabe que está recién pintada, pero que nos queda todavía pintar la pérgola. Pasa hablando con algún compañero de trabajo y comenta que se mudó de acá porque estaba harto de OC, y de la cantidad de veces que habría la puerta de su departamento entre las 7 y las 7,30 de la mañana. Lleva a jugar a los chicos a la plaza, se toma el tren en la estación.

¿Será consciente de que la combinación de colores de marco y puerta que eligió es de bastante mal gusto? ¿Estará al tanto de que a las pocas semanas de vendido el departamento, la flamante pintura del aireyluz se lavó con la primera lluvia?

Para saber sobre otros que nunca se fueron del barrio, hagan click acá.

lunes, 21 de marzo de 2011

Armando sabe todo

Vivió acá mucho tiempo. Alquilaba un departamento en este edificio. Un día el dueño no lo quiso más de inquilino y tuvo que irse a otro lado.

Pero no crean que fue muy lejos. Alquiló otro departamento a cuatro cuadras de acá, se jubiló y empezó a ser casi más habitué de estas esquinas que las mismísimas baldosas.

Al principio paraba en el Café de París, pero hace unos años parecería que es fan de La Bola de Oro y no existe en el año la tarde en que no lo vea sentado ahí en plena charla de amigotes del barrio, o sólo, dispuesto a contar de lo que sabe lo que más le interese a su interlocutor.

En las mañanas puede también encontrárselo en la costa del río, con una reposera sobre el césped, tomando sol. Tiene alrededor de 60 años, el pelo totalmente blanco peinado para atrás y un andar de quien se sabe atractivo. Claro, después de tanto sol, con el pelo tan blanco parece Guillermo Copola después de la "planchita", porque rulos no tiene.

Sabe quien es dueño de qué, quien sale con quien, qué problema tiene aquel y mucho más. Si piensa comprar una propiedad en el barrio, no dude en consultarlo. Eso si, sobre decoración mejor no le pregunte.

Hace poco comentaba con una vecina que al frente de este edificio le sentaría bien pintarlo a la usanza de "Ocean Drive" en Miami. Según él eso se expresaría con una ola color celeste pastel, al lado de otra ola  verde pastel, al lado de otra ola rosa pastel.

¿Será sólo mal gusto o también fuertes intereses en el negocio de venta de pintura?

Para conocer a otros que nunca se han ido del barrio, hagan click acá.

martes, 15 de marzo de 2011

El amor es así

Acá los tienen. Caminando del brazo
en las calles arboladas.
En el pasillo del primer piso. En el ascensor. En el hall de entrada. En la calle. En la estación. En el tren. En el minimercado chino. En la verdulería. En la panadería. En el almacén. En el Café de París.

Siempre juntos.

Él le dice: -Estás hermosa -o- ¡Qué elegante!

Pero además le susurra líneas. Por ejemplo para el verdulero:
-Tres kilos de naranjas para jugo.
Y entonces ella:
-Tres kilos de naranjas para jugo.


Y susurra los nombres de la gente que pasa:
-Ahí pasa Adela
Y después ella:
-¡Chau Adela querida!

Y así.

Siempre juntos. Mamá C y su hijo Roberto.

lunes, 28 de febrero de 2011

Oficial Golosito

Un policía pelado y gordo cruza la plaza desde la estación hacia el kiosco.

El uniforme está impecable. Oscuro. Estirado. Seguramente, si no se lo puso planchado, se planchó al ponérselo. No le sobra un centímetro.

Llega al kiosco, apoya una mano en el canto de la pared, un pié en el escalón y revisa la oferta. Gira la cabeza. Tiene rollos en el cuello. O más bien, cabeza y cuello son una misma cosa, no se sabría donde termina uno y empieza lo otro si no fuera por una angosta banda de pelo rapado que le recorre la nuca de oreja a oreja.

Tiene un arma colgando de la cadera. Cae sobre su muslo suculento. No flojo, ni interesante a la mirada femenina, pero poderoso. Tiene un escudo en su brazo. Un escudo importante. El calor le acortó las mangas a la camisa y después del escudo, sigue un brazo abundante, no fofo, abundante: Músculos, venas, piel que habla de haber estado mucho a la intemperie aunque su tendencia sea más bien rubicunda. El brazo termina en una mano peluda y redondeada, pero no por lo redonda menos poderosa: Dedos anchos, uñas prolijas sin obsesión.

Mientras piensa mirando las golosinas, tiene actitud de acodado en una barra. No se sabe si va a pedir un whisky, un martini, un atado de cigarrillos, tabaco para pipa, cigarros cubanos o un sándwich completo de mortadela.

En eso, sin cambiar la posición, mira directo a los ojos del  kiosquero y sale de su boca un hilo agudo de voz:
-¿Tenés un alfajor Chocoarroz?

jueves, 24 de febrero de 2011

Nacho el cerrajero


Llega Nacho, el cerrajero. Tendrá cuarenta años calculo. Más bien alto. Ni gordo, ni flaco. Pelo corto. Facciones afables. Morocho. Cara limpia de pelos. Usa jeans, remera y zapatillas. No parece cerrajero. Mucha confianza en todos sus gestos para ser cerrajero. No habla de más, pero no es introvertido.

Abi le abre la puerta y él cuando entra disimula con algo de éxito una expresión de extrañeza. Abi le muestra la puerta de la habitación de Otto: cierra mal. Él la revisa. La prueba. Pero en un momento saca la mirada de la puerta y de la cerradura. Mira la habitación.

Y no puede evitarlo.

Lo dice:
-Yo dormía en esta habitación cuando era chico. Tendría siete años. Mis padres dormían en aquella -señala el dormitorio principal- y yo en esta -mira de vuelta todo.
-Sí, esta era mi piecita -dice mientras sonríe (sin excesiva nostalgia) y se pierde quién sabe en qué recuerdos aparentemente felices.

Después de ver el resto de las puertas a arreglar, ya al final del recorrido le llega el turno a la puerta del lavadero y Nacho pregunta sobre el vidrio en el techo:
-Eso no estaba antes ¿No? Porque me acuerdo que yo trepaba por esta pared que da al aireyluz y de un salto me pasaba al patio del departamento de al lado. Ahí vivía un chico algo más grande que yo.

Tras conversar un rato sobre el edificio, los vecinos, el barrio y la historia, se fue el cerrajero no sin decirle a Abi que él no podía solucionar los problemas de nuestras puertas.

Nacho tiene un local a una cuadra de acá. Otro que no se fue del barrio.

Para saber qué otros no se fueron del barrio, hagan click acá.

martes, 22 de febrero de 2011

Me lo imaginaba

En cuanto vi el cartel de venta de su departamento dudé. ¿Realmente Gustavo se iría?
Es difícil culparlo. No sólo es petiso.
Además, no es muy buen mozo
que digamos.

Lo dudé con nostalgia: ¿No más tretas de gnomo resentido? ¿No más narices fruncidas acompañando amenazas de demandas en las reuniones de consorcio? ¿No más hechos inexplicables, rarezas sólo posibles de ser reales a manos de un gnomo oscuro, débil y poco ordenado?

Sin embargo, el aviso era de una inmobiliaria seria y no sólo aparecía colgado del balcón de su departamento, también aparecía en Internet. Además, también vi entrar y salir a los agentes inmobiliarios con todo tipo de candidatos. De manera que parecía cierto, parecía que no había truco: Se vendía el departamento de Gustavo.

Incluso en unos pocos meses al cartelón blanco de venta, se le agregó el chiquito amarillo: "vendido" (vino a ponerlo un hombre con su hijo de 6 años aproximadamente en un Falcon rural viejo viejo, lleno de carteles similares en el baúl). Se vendió entonces. Pensé: No más Gustavo. 

Pero no.

No señoras.

No señores.

Gustavo se mudó acá a dos cuadras. A una casa que le vendió un ruso de barba que veo a veces en el Café de París

Es muy difícil irse de este barrio. Ya van a leer.

sábado, 19 de febrero de 2011

Escuchas

Kika, nuestra vecina, no deja de parar la oreja y en cada conversación menciona haber escuchado cosas nuevas.

¡Me pareció ver una linda orejita!
A Santiago, el kiosquero, le contó que desde su habitación en el segundo piso, escucha el timbre que toca el pasajero adentro del colectivo antes de bajarse en la parada de la esquina.

Algo más indignada, comentó con un mozo pelado de la Bola de Oro, que escucha a un perro que han dejado encerrado en planta baja. Parece que una mujer que vive acá cerca y alquila un local en el consorcio -para vender lencería, cosméticos, jabón en polvo, palas de plástico para juntar la basura, shampoo y tinturas para el pelo-, tiene un perro que "duerme" en el patio del fondo del local, a donde dan algunas ventanas del departamento de Kika. Ante el concierto madrugado de ladridos, se levantaron Kika y su marido a tocarle el timbre a la inquilina que los sacó carpiendo alegando que esas no eran horas para molestarla en su casa.

Ya en tono chusma y acercándose al fizgoneo, secreteó con su marido que esa mañana, bajando por la escalera desde el segundo, de refilón escuchó a los hermanos C discutiendo en el primero con la puerta abierta. Graciela C le gritaba llorando a Roberto C que la deje en paz a ella con su madre, que siempre han vivido juntas y sabe cómo llevarla. Él le contestaba que si la sigue maltratando así, o buscan juntos una solución o en cualquier momento cambia la cerradura y no la deja entrar nunca más.

Kika, esto es mucho más que escucha flotante.

Para leer más sobre qué escucha Kika, pueden hacer click acá

miércoles, 16 de febrero de 2011

Contagioso

http://filosofia-y-justificaciones-del-vino.blogspot.com
Nombre largo le puso el hombre al blog.
Parece que el blogging se contagia. O al menos se contagia en Vicente López. Aquí les presento un nuevo blog vecino. O más bien, el blog de un nuevo blogger que es un vecino.

A veces me parece que es un blog destinado a hacernos conocer el vino "La hojarasca" en toda su línea de productos.

Igualmente, como me gustan sus historias, me siento familiarizado con la hojarasca en general (y también con  los nombres de toda la línea de productos de "La hojarasca") y es un vecino amable, lo comparto con ustedes.

El vecino se llama JJ Bustos y su blog Filosofía y Justificaciones del vino. Recorran el blog haciendo click aquí (o en el enlace anterior) y disfruten de sus relatos y discusiones en torno al vino.

martes, 8 de febrero de 2011

La niña bonita

¿Qué tan bonita la ven?
Abi, Otto, Sereno y yo vamos a la verdulería y nos atiende el ingeniero Pirincho.

-¿Cuánto es?- pregunta Abi.
-La niña bonita- responde el ingeniero.
-¿Cuánto es la niña bonita?- repregunta Abi, piensa y arriesga -¿Dieciséis?
-¡No! ¡Cómo dieciséis! ¡No sabés cuál es la niña bonita! -se alarma Pirincho. 
-¡Qué poca cultura!- ayuda Sereno -¡Son quince pesos! ¡La niña bonita es el quince!
- Ok ¿Y el 16 qué es? -preguntó Abi a Pirincho.
-El anillo- respondió el ingeniero verdulero -pero no cuentes nada a nadie de esta conversación que acá sólo sabemos de verduras.


lunes, 31 de enero de 2011

Vale todo

En esta casa la guerra es así: Las cucarachas se reproducen, pululan, comen migas. Las arañas, por su parte, se cuelan por las ventanas y tejen telas en las que terminan enredadas las cucarachas.

Evidente ausencia del estado fumigador.

martes, 11 de enero de 2011

Asomado

El cartel es bastante explícito con respecto a
de qué se trata ése negocio.
Pegada a la Perfumería Lilas, hay un negocio que es mercería y también vende lencería.

Si bien en invierno dan clases gratuitas de tejido y al fondo del local se ven algunos cajones de botones, la vidriera parece indicar que se dedican a vender bombachas, corpiños, calzones, camisetas y medias (y porqué no, algún portaligas o algún babydoll).

El dueño del negocio es cordobés, dice que él inició el negocio y se pasa las mañanas y las tardes parado en el escalón que hay desde la vereda para entrar al local. Saluda y pispea escotes.

¿Estará haciendo un análisis sobre la usabilidad de ciertos productos o pispea de gusto no más? ¿Será el aire de barrio que cría fizgones?

jueves, 6 de enero de 2011

Perfumería Lilas

Aproveche señor, aproveche señora,
liquidación total por cierre.


Somos perfumería, pero hacemos de todo.

Y los carteles también son parte de nuestra especialidad.

Mire qué vidriera. Y no crea que esto es cualquier cosa.
Fijesé, trabajamos todas las tarjetas y hasta tenemos adeté.

Todas cosas que sirven tenemos. Planchitas, secadores,
controles remoto. Folletos y bolsas de papel.

También cremas

Y adornos para e pelo (entre otras cosas, claro)



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